martes, 11 de septiembre de 2012

107-100. EE.UU. retiene la corona ante una España de película

Londres, 12 ago (EFE).- Estados Unidos retuvo hoy la corona olímpica en un soberano partido que acabó con victoria (107-100) ante una España heroica, de película, que soñó con su primer oro en esta competición pero que no pudo contener a Kevin Durant, toda una máquina de anotar.


Es el decimocuarto título olímpico para los norteamericanos y el segundo consecutivo tras el obtenido en Pekín. Con esta victoria Estados Unidos cierra el torneo sin perder su condición de invicto.
También es la tercera victoria sobre España, que contó con un arrollador Pau Gasol -24 puntos, ocho rebotes, siete asistencias- en una final olímpica tras la de Los Ángeles 84 (96-65) y Pekín (118-107).
El partido no fue tal. Fue una obra de arte.
El escolta Juan Carlos Navarro, exjugador de los Memphis Grizzlies, anotó tres triples en cuatro minutos (7-12) que encontraron respuesta en los lanzamientos exteriores de Kobe Bryant y Carmelo Anthony, cuyo acierto desde el perímetro permitió a los norteamericanos comenzar a despegarse en el marcador (25-16).
Los jugadores de Mike Krzyzewski neutralizaban así un arranque nuclear por parte de España y no tardaron en imponer su altísimo ritmo de juego, especialmente cuando Russell Westbrook tomó el timón de la nave estadounidense.
EE.UU. se colocó con diez de ventaja (35-25) antes del final del primer cuarto, al que se llegó tras un alley-oop de Rudy Fernández a pase de Sergio Rodríguez, antiguos compañeros en los Portland Trail Blazers que dirigía Nate McMillan -asistente de los americanos-, y un soberano tapón de Kevin Durant a un triple de Pau Gasol.
España reaccionó con un parcial de 2-12 (37-39), cimentado en la rapidez de Sergio Rodríguez, el acierto de los hermanos Gasol y el despertar de Fernández, que puso nerviosos a los vigentes campeones olímpicos. En esos momentos de zozobra, exigidos los estadounidenses como nunca hasta ahora en Londres, LeBron James aportó la calma necesaria.
La estrella de los Miami Heat supo atacar la zona 2-3 de Sergio Scariolo penetrando, rompiendo la defensa y asistiendo a Durant, una máquina de anotar, mientras los suyos conseguían arrancar la cuarta personal a Marc Gasol (m.15).
Ahí el equipo de las barras y las estrellas encontró oxígeno en las manos de Kevin Love, que sacó rédito de unos pívots españoles cargados de faltas, pero no el suficiente para despegarse de su rival al descanso (59-58).
Llegó el tercer cuarto, cuando habitualmente Estados Unidos barre a sus rivales, y la calidad de España seguía sin agotarse. Cuatro puntos seguidos de Pau Gasol hacían saltar las alarmas (64-67) y los bomberos, disfrazados de Bryant y James, no tardaron en sofocar el fuego con algunas de las acciones más espectaculares del choque.
A pesar de eso, nada parecía ser suficiente para quitarse de encima a una España magnífica en defensa. Con 83-82 y un cuarto por disputar, Chris Paul quebró unas cuantas cinturas para anotar cinco puntos seguidos que precedieron a un nuevo triple de Durant, el quinto en su cuenta personal.
Daba igual. España se aferró a Gasol y a su espíritu, que se salía de las camisetas rojas (97-91, m.37). Y allí, en plena batalla titánica, a aquella cima del baloncesto, escaló un imperial James para poner su firma y la pica estadounidense en Londres.

Ficha técnica:
107 - Estados Unidos (35+24+24+24): Chandler (2), Durant (30), James (19), Bryant (17) y Paul (11) -equipo inicial-, Westbrook (3), Williams (6), Iguodala (0), Love (9), Harden (2), Davis (0) y Anthony (8).
100 - España (27+24+24+18): Pau Gasol (24), Rudy Fernández (14), Navarro (21), Calderón (0) y Marc Gasol (17) -equipo inicial-, Sergio Rodríguez (7), Reyes (0), San Emeterio (0), Llull (5), Claver (0), Sada (0) e Ibaka (12).
Árbitros: Cristiano Maranho (BRA), Christos Christodoulou (GRE) y Michael Aylen (AUS). Rudy Fernández fue eliminado por cinco personales en el minuto 40.
Incidencias: Partido correspondiente a la final del torneo olímpico de baloncesto disputado en el North Greenwich Arena ante 13.514 espectadores.

http://mx.deportes.yahoo.com/fotos/107-100-ee-uu-retiene-corona-espa%C3%B1a-pel%C3%ADcula-photo-170020253--oly.html

Rodrigo Cortés: «Robert de Niro es más grande que la vida»

Casi dos años después del estreno en EE UU de Buried (Enterrado), la película con la que Rodrigo Cortés rompió moldes, ahora al director le toca el más difícil todavía: volver a sorprender a Hollywood con su última cinta, Luces rojas, que protagoniza un actor "más grande que la vida", Robert De Niro. "De Niro es el tío que si conoce al papa, al que le hace ilusión es al papa", dijo Cortés en una entrevista con motivo del estreno del filme este viernes en territorio norteamericano.


"Soy un privilegiado por haber trabajado con el actor vivo más grande de la historia. Reaccionó de forma poderosa al guión y describió los diálogos en términos difícilmente repetibles", añadió. Pero por mucho que admirase al intérprete, el realizador gallego sabía que en el rodaje debía aparcar cualquier tipo de pleitesía para obtener de él lo que anhelaba. "Cuando lo veo no siento orgullo personal, sino fascinación por lo que hizo. Modeló esas palabras y adquirieron una verdad absoluta. Me siento mucho más agradecido que orgulloso", manifestó. En su segunda experiencia estadounidense tras la aclamada Buried, Cortés traza en Luces rojas una fina línea entre percepción y realidad mientras sigue a dos investigadores de fraudes paranormales (Sigourney Weaver y Cillian Murphy). Su actividad cambiará en el momento en el que Simon Silver (De Niro), el mayor psíquico de todos los tiempos, se cruza en su camino. El cineasta es consciente de que Buried fue una película "única, en el sentido de ser singular" —toda ella discurría dentro de un ataúd— y que el siguiente paso que diera en su carrera iba a suponer "un riesgo inevitable", un camino que Cortés compara con el que emprendieron autores como Christopher Nolan tras Memento o M. Night Shyamalan después de El sexto sentido. Las películas sólo empiezan a serlo dos años después, cuando pasa la carga de ansiedad Luces rojas se estrenó en España en marzo aunque sus primeros pases tuvieron lugar en enero durante el festival de cine independiente de Sundance. "Las épocas de estreno distorsionan mucho. En esos meses la película se convierte en una hamburguesa y se busca la mejor forma de venderla. Las reacciones que generan son como muy definitivas y las opiniones buscan convertirse en mármol. Pero de algún modo las películas sólo empiezan a serlo dos años después, cuando pasa la carga de ansiedad y se convierten en una experiencia limpia", dijo. El director se refiere así a las expectativas generadas y las críticas publicadas sobre el proyecto, ya que, como dice uno de los personajes en la película, el de la doctora Matheson (Weaver), "afectan a la percepción de las cosas". "Es parte del juego y hay que vivirlo con mucha deportividad", apuntó Cortés, que ha hecho paradas en Los Ángeles, San Francisco, Chicago, Nueva York y Toronto para presentar el filme, cuyo número de copias irá en aumento tras su estreno limitado de este viernes. Cortés, de 39 años, es el director, guionista, montador y productor de Luces rojas, una apuesta tan personal como el significado de algunos de los diálogos ya que hay algo del realizador "en todos los personajes". "No estoy interesado en creer en las cosas, sino en entenderlas", manifestó. "Respeto absolutamente las creencias, pero quiero que mi percepción del mundo sea útil. Necesito entender la razón detrás de las cosas. Por eso prefiero centrarme en esta vida, que es la que puedo manejar ahora", sostuvo. En su nuevo ejercicio como prestidigitador, Cortés planta a lo largo de la primera hora de la película una serie de claves que abonan el terreno al espectador para posteriormente hacerlo añicos y llenar la pantalla de incógnitas. "Ocurre algo que hace que te sientas huérfano. El espectador ya no sabe qué creer. Lo que creías cierto ahora está en duda", indicó el cineasta acerca de un suceso que desemboca en un desenlace inesperado y que ha provocado reacciones muy bipolares. "La cinta nunca se estructuró como un giro final que revalúa la situación y te saca del cine hipnotizado. Algunas obras de ese tipo y que a mí me gustan sin ese final no funcionan, porque todo se fundamenta en la sorpresa. Ésta no es así. No hay grandes respuestas. La película es en sí un gran signo de interrogación", comentó Cortés. Su apuesta por dejar cabos sueltos y hacer que la gente "se lleve trabajo a casa" es decidida. "La gente tiene teorías diferentes y habla sobre ellas pasado el tiempo. Eso me fascina como espectador. A mí eso me crea un sentimiento de pequeña victoria", concluyó. http://www.20minutos.es/noticia/1535107/0/rodrigo-cortes/luces-rojas/robert-de-niro/